¿En algún momento de tu vida te has sentido inflamado?

No hablo de la inflamación al tener una lesión o una infección en alguna parte del cuerpo, que entendemos que es una condición temporal, donde el sistema inmunológico da una respuesta y es nuestro aliado en el proceso de recuperación y sanación del cuerpo y sus signos son el enrojecimiento de la zona, dolor, calor,  pérdida de la función e hinchazón.  

Un ejemplo muy sencillo es la picadura de una abeja, donde en la zona afectada se presenta una reacción normal  del cuerpo apareciendo los signos de la inflamación aguda,  luego de quitar el aguijón la hinchazón y el dolor desaparece en pocas horas.

En esta ocasión me quiero enfocar en la inflamación crónica, silenciosa, que persiste en el cuerpo por mucho tiempo, dejando de responder al proceso reparador, y convirtiéndose en un estado crónico, y al no prestarle la debida atención podría desencadenar diferentes condiciones como la diabetes tipo 2, enfermedades neurodegenerativas, enfermedades cardiovasculares, artritis, alergias e incluso el  cáncer.

Conocer los factores que pueden desencadenar una inflamación crónica es la primera acción que debemos poner en marcha,  entenderla para poder combatirla,  realizar una autoevaluación e identificar si  estamos  realizando algo o tenemos algún hábito que condicione su aparición.  

Recuerda es silenciosa,  lo que significa que los  tejidos del organismo van sufriendo algún daño  sin presentar ninguna sintomatología, solo se manifiesta cuando el cuerpo no puede responder y nos obliga a frenar, ya no es tu decisión,  ya es mandatorio aplicar algún correctivo para remediar o aliviar  la condición.

La inflamación crónica  puede ser causada por una variedad de factores, las más comunes incluyen:

  • Una dieta pobre en nutrientes, con un alto consumo de alimentos procesados, y azúcares refinados.
  •  Sobrepeso y obesidad.
  • Exposiciones a toxinas.
  • El tabaquismo.
  • El estrés cronico.
  • Infecciones persistente como la hepatitis C o el VIH.
  • Consumo nocivo del alcohol.
  • Tener una vida sedentaria.

¿Cuáles síntomas se  presentan  para sospechar que estamos en presencia de  una  inflamación crónica? 

  • Alergias en la piel.
  • Cambios en el humor, depresión y ansiedad.
  • Problemas musculares.
  • Fatiga constante.
  • Aumento de peso.
  • Problemas gastrointestinales.

La pregunta del millón. ¿Cómo podría prevenir  la inflamación crónica?         

 Aquí te presento una lista de acciones que puedes poner en práctica en tu día a día para  reducir los procesos inflamatorios en tu cuerpo.

Manejar el estrés, en estos momentos puede sonar  una tarea titánica, vivimos tiempos de mucho estrés, conocer y utilizar las herramientas como la meditación, la respiración  profunda y consciente,  con la práctica del Tai chi, y el yoga.

El descanso, asegurate de obtener un sueño reparador cada día, crea un ambiente propicio para el sueño.

Realizar diariamente una actividad física, no es necesario hacer un maratón, es  realizar algún movimiento, caminar, montar bicicleta, bailar, nadar,  haz la actividad que más te guste.

Adopta una dieta antiinflamatoria. Evita la comida procesada, bebidas azucaradas, controla las porciones.

Cuidado dental,  al tener una inadecuada higiene oral puede provocar infecciones e inflamación crónica.

Es importante recordar que el control de la inflamación crónica puede llevar tiempo y esfuerzo, tus elecciones en tu estilo de vida afectan tu salud y bienestar general,  la prevención, y  trabajar con un profesional de la salud es fundamental para  la detección temprana y el tratamiento oportuno para combatir este mal que cada día afecta a más personas.

 Recuerda pequeños cambios en tus hábitos cada día,  serán grandes pasos para tu bienestar físico y mental.

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